En el prólogo “Mis versos”, José Martí expresó: Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados (…) Tajos son de mis propias entrañas, mis guerreros (…) van escritos no en tinta de academia, sino en mi propia sangre.
Las palabras del poeta se refieren a sus Versos libres, blancos y sueltos en el que 44 composiciones integran la colección de poemas, donde Martí vuelca sus angustias, anhelos, amores frustrados y los dolores del destierro.
Es la exaltación de los más elevados sentimientos del hombre, creados con una sintaxis en la que advierte el encabalgamiento de sus versos endecasílabos, por naturaleza. Nacidos de grandes miedos o de grandes esperanzas o del indómito amor por la libertad.
”Al buen Pedro”, “Hierro”, “Yugo y estrella”, “van escritos, no en tinta de academia, sino en mi propia sangre”, aseguró Martí.
“Yugo y estrella” sintetiza el sentido heroico que tenía Martí de la vida.
Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:
–Flor de mi seno, Homagno generoso
De mí y de la Creación suma y reflejo,
Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge…
–Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.
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