viernes, 1 de abril de 2011

Arte en la piel

Por Gloria Parra Barceló

Los Aztecas tatuaban en el cuerpo imágenes de sus dioses como terapia para exorcizar los demonios y festejar la victoria de batalla.

Los guerrreros Mayas se pintaban la cara y el cuerpo de varios colores, con el fin de espantar a sus enemigos. Se grababan en el cuerpo dibujos de figuras de animales. Eran considerados tanto más valientes cuanto más tatuados estaban y se reían de los que no se tatuaban.

Ya en el año 2000 a.n.e los egipcios practicaban esta técnica .
En Cuba se filtró a través de los marineros que llegaban al puerto. Las personas que laboraban en esos sitios eran de procedencia humilde.

Fueron los ñáñigos los primeros en darle carácter identitario a las marcas en la piel y, socialmente, como sus miembros por diversos motivos eran detenidos y encarcelados, se asoció el tatuaje a una forma de expresión baja, de personas con escaso nivel cultural, ladrones y delincuentes en general.

Así se mantuvo esta concepción hasta alrededor de la década del 90 del siglo XX, debido a un movimiento mundial de ruptura con las antiguas concepciones en la cual nuestro país no quedó fuera. El nivel cultural, que se fue elevando con la Revolución, llevó al cuestionamiento de los patrones establecidos por las generaciones anteriores; y abrió las puertas al tatuaje como elemento decorativo o cosmético.

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