Por Gloria Parra Barceló
Conocida por el seudónimo de “La Peregrina”, Gertrudis Gómez de Avellaneda, escribió sus primeros versos.
Una expresión de Bretón de los Herreros de una imagen bastante acertada, dijo de ella que era mucho hombre esta mujer. Se refería a las características exteriores de su poesía, enérgica y fuerte, pero intensamente femenina.
Quiso mucho a tono con su temperamento y a la vez fue amada. A sus lances amorosos se deben algunas de sus más significativas composiciones.
Te amé, no te amo ya; piénsalo, al menos.
¡Nunca si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido; el corazón respire.
El arte y la poesía también fueron temas abordados por la Avellaneda. Una gran parte de sus poemas están dedicados a proclamar la belleza del arte, A la poesía, sus octavos Al genio poético, Adiós a la lira y otros.
Poetisa desde la cuna, Gertrudis impresionó a la Real Academia de la Lengua. Tula, como llamaron a esta camagüeyana, llegó a ser una de las más destacadas plumas del romanticismo y aún permanece entre las escritoras más distinguidas de nuestra lengua.
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