miércoles, 7 de diciembre de 2011

Carilda Oliver Labra: Novia de la poesía



Por Gloria Parra Barceló

En 1950, año de su primera euforia poética, una publicación cubana la proclamó “Tula II”, en comparación con otra poetisa y mujer temeraria: Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Novia de la poesía, la llamó Miguel Barnet. La leyenda popular le atribuyó historias increíbles, pero lo cierto es que Carilda Oliver Labra permanece fiel a la fe y a la savia vital que le entrega el nuevo día.

Se gradúa de Bachiller en Letras y Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas en 1940.

Desde muy joven le palpitó el ángel de la poesía a lo que aludió:

“La poesía es lo definitivo, en mí.
Sin ella no me sería posible ser.
La quiero como destino”.

Comenzó a obtener premios internacionales, en Estados Unidos, en Cuba, sobre los años 50 ganó el Premio nacional de Poesía, y lo obtuvo con su conocidísimo libro Al sur de mi garganta.

Dedicado a amigos y mártires de la Revolución Cubana su poema Conversación con Abel Santamaría fue elaborado en el año 1953 y aparece compilado en el poemario Los Huesos Alumbrados, publicado por primera vez, en 1988.

Miras, Abel,
y se revuelve el hambre de los pobres.
Miras, y arde
la libertad de los hermanos secos,
enterrados a pulso
frente a los sinsontes.

Aquí convoco
tu córnea interminable
persiguiendo el mal con una lágrima,
la pupila
oráculo de tu hermana,
rebelde,
pariendo luz dentro del polvo.

Fiel a sí misma, a su ciudad y a su elegido camino poético, Carilda Oliver Labra es el mejor ejemplo cubano de simbiosis entre recursos expresivos vanguardistas, del neorromanticismo y de la poesía coloquial. Por ello su poesía, ejerce el ardiente magisterio en Ámerica.

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